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Quizá a menudo te has preguntado cómo es que los bancos nos tienen a todos de los huevos como sus clientes sin aparentemente ofrecer nada más que guardar tu dinero, o quizá estés dentro del banco por la apariencia de estar «ahorrando» o, peor aún, probablemente tengas un préstamo con ellos en el que pagas intereses todos los meses y parece que seguirás haciéndolo por el resto de tu vida. Bueno, para resolver todas tus dudas existenciales te contaré una historia, la historia de cómo nacieron los bancos:

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Érase una vez un pequeño Goldsmith (orfebre o joyero, como quieras llamarlo), el cual vivía en una época donde el oro y los metales preciosos se estaban convirtiendo en la moneda de cambio del momento, porque como te supondrás, antes de esto el trueque estaba a la orden del día. Este joyero se dedicaba, entre otras cosas, a convertir el oro en monedas para que fuera más fácil de transportar, por lo que otros orfebres empezaron a acumular diferentes materiales preciosos y a construir bodegas en sus talleres para poder resguardarlos. No pasó mucho tiempo cuando sus vecinos se enteraron y les pidieron que alquilaran un estante dentro de su bodega para que ellos también pudieran guardar su oro; al acceder a esto, los orfebres entregaban un comprobante de depósito (un papel), donde decía cuánto era lo que cada persona tenía resguardado. Lo interesante aquí es que la gente empezó a usar los comprobantes que les daban los joyeros para realizar sus compras en lugar de ir a sacar oro cada vez que lo necesitaban.

Es aquí donde los orfebres se ponen buzos caperuzos y notaron dos cosas: la primera es que poca gente regresaba por el oro que depositaba, y la segunda es que nadie, sólo ellos, sabían cuánto oro había realmente en la bodega. Con la primera observación decidieron entrarle al negocio de prestar; como raras veces alguien reclamaba su oro, podían prestar lo que no era suyo y ganar intereses de estos. Con la segunda observación se pusieron vivillos desde chiquillos y notaron que no importaba cuánto prestaran en papel porque en realidad nadie sabía cuánto estaba respaldado por la misma cantidad de oro que estaba en su bodega; así, estos orfebres se volvieron bastante acaudalados (o sea millonetas) por hacer dinero de la nada igual que hoy en día, y en parte así fue como se creó el sistema en el que vivimos (si no recuerdas aquí te dejo el artículo donde lo explico ¡El dinero no existe!).

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NOTA: Si te gustan las teorías de conspiración puedes checar la historia de la familia Rotchild, los cuales en su primera generación fueron Goldsmiths, quienes son los que empezaron a administrar fortunas de nobles y eventualmente a financiarlos.

En fin, hoy en día el banco funciona de manera similar, aunque  ahora «regulada». El banco toma los depósitos de sus clientes y promete una tasa de rendimiento a cambio de que guardes tu dinero con ellos; a la par, ellos prestan este dinero a otras personas u organizaciones a tasas evidentemente más altas y lo invierten en diferentes instrumentos del mercado: así es como tu dinero genera ganancias, de las cuales sólo te regresan el 2% o 3% que no cubre ni la inflación (dependiendo de tu banco) y ellos se quedan con el resto mientras tú piensas que estás «ahorrando».

“Jefe, ¿debería correr y sacar todo mi dinero del banco?” ¡No!, tranquilo, evidentemente el banco gana de muchas otras formas: préstamos, inversiones, etc.; es por ello que estás aquí, para comprender cómo funcionan las cosas y poder hacer del dinero tu aliado, para saber leer la letra chiquita de tus créditos y saber dónde puedes invertir y realmente hacer dinero de tu dinero, ¡así que sígueme y no te pierdas ningún artículo!

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¡Soy el Jefe Marcos y de nada!

Pd: les dejo un videito por si quieren saber mas del tema Así funcionan los bancos

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